Resumen:
El presente trabajo muestra las fallas que han puesto de manifiesto las
irregularidades contables relacionadas con la información financiera, lo que ha
propiciado un impulso negativo tanto del entorno económico de las organizaciones,
como la credibilidad pública de las mismas.
Frente a los acontecimientos, se han hecho grandes esfuerzos por recuperar la
confianza de los inversionistas y, en búsqueda de una mayor trasparencia de la
información, se han emitido diversas normas que tienen por objetivo implícito
restaurar la confianza perdida de los empresarios.
Aunque en sus inicios la auditoría se limitaba a verificar los registros contables
confrontando lo reportado con lo sucedido, hoy día dicha actividad implica el
ejercicio de una técnica especializada, en la que a través de un examen objetivo
sobre las operaciones financieras o administrativas son verificadas y evaluadas.
El auditor desempeña un papel fundamental en la determinación, identificación
y divulgación de prácticas financieras y administrativas en los informes de auditoría,
así como también tiene la obligación de informar acerca de las irregularidades
encontradas durante la evaluación.
No se espera que un auditor sea un experto en la detección de fraudes y en lo
que esto implica, aunque sí es responsable de informar los errores encontrados. La
tarea de profundizar sobre el fraude una vez determinada su existencia constituye
el campo de acción de la auditoría conocida como forense.
La auditoría forense se define como aquella especializada en descubrir, divulgar
y atestar sobre los fraudes y delitos en el desarrollo de las funciones públicas y
privadas. Si bien es cierto que en sus orígenes se aplicó en la investigación de
fraudes del sector público, hoy en día este tipo de auditoría no se limita al ámbito
gubernamental, si no también se lleva a cabo dentro de empresas privadas; siendo
una nueva forma de visualizar los hallazgos de la auditoría tradicional, que implica
llevar el examen a un nivel más analítico.