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¿Qué es el hombre y qué es el mundo? ¿Qué lugar ocupa el hombre en el mundo? y ¿existe realmente ese lugar? Las respuestas que ofreció Blaise Pascal (1623-1662) a estas interrogantes son sorprendentemente actuales,incluso en nuestra época donde predomina la mentalidad posmoderna. Como ningún otro pensador, el ermitaño de Port-Royal estuvo atraído por la idea de infinitud, la cual inquietaba y encendía su curiosidad y, como Proteo, se le presentaba en diferentes hipóstasis: a veces como una naturaleza infinita; o la idea de Dios, escondido y omnipresente; o como la infinitud potencial el conocimiento humano; o como una variedad infinita de los deseos del hombre; o en la imagen del amor divino y misericordioso.