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El presente ensayo parte de una hipótesis muy sencilla: el hombre es un animalito desobediente. Un ser renuente que renuncia voluntariamente a su condición en aras de otra. Albert Camus llegó a decir: “El hombre es la única criatura que se niega a ser lo que es” (Camus, 2003: 16). Pero aún más, el hombre es un ser rebelde que ha encontrado en la historia de la literatura, incluso de la ciencia, la filosofía y el arte, ejemplos de rebeldía donde cimientan su proceder. Según Camus, la negación de la rebeldía entraña un valor positivo. Valor para oponerse a aquello considerado injusto o caótico. Valor también para actuar contra eso que enmascara la realidad u oprime. Él mismo expresa: “la rebelión se hace tanto contra la mentira como contra la opresión” (Camus, 2003: 20).