Resumen:
El capítulo parte de una Caracterización de la crisis: La primera característica central de la crisis es que es una crisis de la globalización y del funcionamiento general del sistema económico. La crisis rápidamente se transformo de una crisis inmobiliaria, en una crisis bancaria, luego en un desastre parabancario, más tarde; en un derrumbe del sector automotriz para finalmente desembocar en una crisis general del funcionamiento del sistema económico. La segunda singularidad es que no se trata de una crisis que tenga sus raíces en el periodo inmediato al año 2008, sino que tiene sus umbrales muchos años atrás. La tercera peculiaridad es que tenemos una crisis medio visible y medio invisible del esquema neoliberal. Porque tenemos una crisis que todavía no termina de definirse y esa crisis de largo plazo consiste, en lo hipervisible de Europa y Estados Unidos y lo invisible de China. La cuarta caracterización de la crisis es que se planteaba como una crisis exterior, como una crisis griega, española, portuguesa, europea; incluso estadounidense. El quinto rasgo de la crisis actual es que es una crisis civilizatoria. No se trata de una crisis más, o del carácter permanente de la crisis, si no de uno de esos momentos donde el viejo modo de producir no puede continuar y se hace necesario el recambio para mantener el sistema, o para finalizar el orden. La sexta singularidad de la crisis es que es ocasionada por múltiples factores. En suma, lo que expresa la crisis, en última instancia, es el mal patrón de funcionamiento del sistema. Y lo peor, las estrategias que se venían implementado durante varias décadas son las que la propia crisis pone en duda, pone en cuestionamiento y muestra sus propios limites. En fin, debemos trabajar en la construcción de un nuevo pacto financiero mundial, el cual debe de ser construido sobre nuevas bases globales que permitan, en primer lugar, el control y el raciocinio de los mercados financieros mundiales; y en segundo lugar, que solucionen los problemas estructurales del sistema monetario y financiero mundial. Sí no se realizan éstas reformas, el sistema no va a modificarse sustancialmente en los próximos años y lógicamente nada garantiza que en el futuro las crisis no vuelvan a ocurrir.