Resumen:
En México las labores arqueológicas se han desarrollado de manera favorable con el paso del tiempo, algo que sin duda no ha sido tarea fácil, estas incluyen proyectos de investigación, salvamentos y rescates arqueológicos, que gracias a nuevas formas de análisis los métodos y técnicas de llevarlos a cabo han evolucionado. Estas actividades son de alguna forma imprescindibles para construir modelos estructurales que permiten entender parte de los fenómenos sociales actuales, y principalmente edificar nuestra historia.
Uno de los proyectos de investigación arqueológica que indudablemente ha evolucionado los quehaceres de esta materia y así mismo es considerado como uno de los más importantes a nivel nacional y reconocido por diversas instituciones internacionales, es el Proyecto Templo Mayor (PTM), el cual dio inicio con el inesperado hallazgo de uno de los monolitos de mayor complejidad simbólica e iconográfica del centro de México, la diosa lunar Coyolxauhqui, fue entonces que a partir del 21 de febrero de 1978 dicho descubrimiento desencadenó una serie de eventos que revolucionarían por completo el conocimiento que se tenía acerca de la sociedad mexica.
Una de las características principales de este proyecto es su constancia, pues hoy en día sigue en pie dando óptimos resultados en cuanto al estudio de la sociedad en cuestión y su santuario principal, el Templo Mayor de Tenochtitlan. Es decir, hasta este momento se han llevado a cabo ocho temporadas de campo, cuyos objetivos responden fielmente a resolver cualquier incógnita relacionada a este lugar.
En este trabajo nos enfocaremos a explicar ampliamente las actividades que se desarrollaron como estudiantes de arqueología, durante la Séptima Temporada del Proyecto Templo Mayor (PTM-7), la cual dio inicio en octubre de 2007, tras el descubrimiento del monolito de la diosa Tlaltecuhtli por el Proyecto de Arqueología Urbana, en el predio conocido como Mayorazgo de Nava Chávez denominado también como Casa de las Ajaracas, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina.
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Así mismo resaltaremos que a lo largo de esta séptima temporada de trabajo de campo, se han llevado a cabo diversas intervenciones realizadas por diferentes especialistas en lo que comprende la superficie del predio, derivando una serie de descubrimientos concatenados que permiten retroalimentar diversos temas de este espacio gracias a la colaboración de los mismos.
Del mismo modo, resaltaremos la importancia de la aplicación de tecnología de punta y el trabajo multidisciplinario que caracteriza a este proyecto, pues ambas cuestiones han propiciado el planteamiento de nuevas hipótesis y horizontes más amplios en la investigación arqueológica de este sitio y sobre todo que forman importante de mi desarrollo académico.