Resumen:
A lo largo del tiempo, a nivel internacional la seguridad social se ha declarado como un
derecho humano, debido a que cada día las condiciones de vida se vuelven más inciertas,
e incluso el alcance de la satisfacción de las necesidades básicas se torna compleja,
confinando el bienestar del ser humano.
La seguridad social se conceptualiza básicamente como la protección que ofrece la
sociedad a sus ciudadanos, brindando asistencia médica y seguridad de ingreso, en los
casos de vejez, desempleo, enfermedad, invalidez, maternidad o pérdida del sostén de
familia (Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2003).
Además, este derecho humano se extiende a la garantía de las necesidades básicas, que
tienen que ver con la vivienda, la alimentación, la educación y el vestido (Alonso, 2012).
Todo ello con el propósito de que no solo les asegure bienestar a los individuos, sino
también la sociedad alcance un buen desarrollo económico y social (OIT, 2003).
En ese sentido, a nivel mundial se ha promovido el crecimiento y el desarrollo de la
seguridad social, en la medida que es una necesidad humana. Empero, este proceso ha
sido de manera desigual, debido a que cada región tiene diversas características
demográficas, sociales, políticas, económicas y culturales.