Resumen:
Durante el periodo virreinal de nuestro país se construyeron una gran cantidad de edificios religiosos de importante valor estético, pero lamentablemente de la mayoría de ellos sabemos muy poco. Por otra parte, la mayor parte de éstos –sobre todo los construidos entre los siglos XVII y las tres primeras cuartas partes del XVIII– se califican, indistintamente, como barrocos y son los más estudiados. En cambio, se les ha prestado menor atención a los levantados en la postrimería del siglo XVIII y la centuria decimonónica, denominados como neoclásicos. Hasta ahora no se ha planteado cuál fue el proceso que llevó a las instituciones, arquitectos y mecenas de la zona central de nuestro Estado a cambiar los valores del “barroco” por el “neoclásico”. ¿Cómo se cambió de estilo y por qué? ¿Cuáles fueron los elementos y valores estéticos que se fueron privilegiando en la zona central del actual Estado de México? ¿Cómo se constituyó en esta región un nuevo lenguaje arquitectónico? Éste es el objetivo fundamental de la presente investigación.