Resumen:
El capítulo expone el panorama de desigualdad y exclusión social en el que viven los pueblos indígenas, producto de las relaciones económicas, políticas y sociales impuestas por el modelo económico vigente, conforma lo que se denomina violencia estructural. La pobreza y la miseria se reproducen en un esquema donde el libre mercado rige el intercambio de bienes y servicios dejando sin oportunidad a aquellos que carecen de medios de producción y que no tienen acceso a los recursos para generarlos. Expresiones todas ellas de la violencia estructural, política, social, cultural, simbólica y directa a la que han sido sometidos los indígenas. Los pueblos indígenas han sido sometidos literalmente a condiciones de paz imposible, toda vez que lo predominante en su vivir son las situaciones de violencia estructural, violencia directa, violencia cultural y violencia simbólica. Esta condición de desventaja representa un escenario adverso para el ejercicio de la ciudadanía y el respeto de los demás. Son marginados sociales tratando de luchar contra aquellos que buscan despojarlos de su cultura y sus recursos. El Estado, en su afán de consolidar el Estado nación funciona en una lógica unicultural, impone patrones de asimilación cultural y en contrasentido, los pueblos indígenasLos pueblos indígenas pugnan por el reconocimiento, por la participación social, política y económica a la que tienen derecho porque son actores sociales que pertenecen a un país, a un entramado social en el que luchan por el buen vivir de sus pueblos y comunidades.
Descripción:
El capítulo trata sobre las violencias a las que están sometidos los pueblos indígenas, muestra la exclusión social, la pobreza y la desigualdad a las que se enfrentan cotidianamente. La desventaja que tienen respecto a la cultura mestiza los coloca como un grupo vulnerable, desprotegidos porque ni el Estado ni la sociedad reconoce su presencia, y más aún la trascendencia del diálogo y conocimiento mutuo. El despojo, represión física, la persecución y encarcelamiento de líderes indígenas coarta el movimiento impidiendo continuar su protesta, misma que se transforma en la exigencia por liberar a los presos políticos