Resumen:
Los objetivos que el trabajo persigue son los siguientes: 1) exponer y defender una visión “veritativo-promotora” (o “conducente a la verdad”) del proceso jurisdiccional en general, y del proceso penal en particular; 2) explicar los vínculos que esta visión mantiene con el modelo teórico “mínimo y garantista” de Luigi Ferrajoli; 3) determinar, en términos generales, si en la experiencia estadounidense y mexicana el proceso penal funciona o no como un mecanismo garantista que respeta la presunción de inocencia y que tiende a averiguar la verdad, y; 4) hacer algunas recomendaciones de
política púbica para mejorar el desempeño de la investigación penal.
Descripción:
Profundizando un poco, la idea es que se considere a esta práctica de discusión grupal, como algo que tiene lugar al interior de un agente epistémico colectivo, es decir, dentro de una suerte de “sujeto plural” que distribuye entre sus distintos integrantes, las etapas del razonamiento abductivo y de la elección de la mejor explicación de la presencia de los indicios con los que se cuenta. A algunos de ellos les correspondería proponer la batería más completa de hipótesis o de líneas de investigación que resulta
sensato considerar, así como identificar los datos o demás indicios que se esperaría
A esto se le conoce como la “Tesis de la Mente Extendida”. Para una excelente introducción a este tema, sugerimos (Clark, 2011).
11 Para un ejemplo paradigmático de este tipo de aplicaciones informáticas, consúltese (Prakken, 2007).
poder recolectar si cada una de las hipótesis fuese verdadera; mientras que, a otros, les tocaría desempeñar el papel de “abogados del diablo” consistente en detectar los puntos flacos en las hipótesis propuestas y en sugerir otras nuevas o modificadas que mejor se ajusten a la evidencia disponible.
Para concluir esta sección y el trabajo en su conjunto, no nos resta más que reconocer que algunas de las recomendaciones previas actualmente se encuentran, más bien, poco desarrolladas. Y es que, en efecto, mucho queda por hacer, discutir, pulir sugerir, pero antes de poder entrar de lleno en estas cuestiones, deberíamos pugnar porque la problemática vinculada al proceso penal deseable, a ese que nos merecemos y del que hemos venido hablando (es decir, uno que promueva el descubrimiento de la verdad y que respete la presunción de inocencia de los ciudadanos), adquiera por fin, un carácter prioritario en la agenda pública.