Resumen:
Al no haber ya un único centro económico, cultural o político en el mundo contemporáneo, y al multiplicarse los centros de información, comunicación y tecnología, las jerarquías históricas se relativizan y los roles sociales se diseminan. Así, todas las culturas parecen ser, por primera vez en la historia, contemporáneas de la nuestra. Esto significa que son contemporáneas de la yuxtaposición de los tiempos, las razas y las visiones del mundo características de nuestra historia, en un espacio donde lo popular, lo culto y lo masivo se confunden entre sí, estableciendo un diálogo que obliga a redefinir nuestra propia identidad cultural.