Resumen:
Elegir una carrera es parte del establecimiento de un proyecto de vida. Cualquier estudiante joven quisiera ejercer por el resto de su vida la profesión escogida. Trabajar, viajar, vivir con cierta comodidad económica y a veces decidir formar una familia, tener hijos; son solo algunas de las variantes contenidas en el plan a futuro y de alguna manera, por razones de juventud se concibe como una escalera perfecta para alcanzar lo que pudiésemos considerar como la felicidad.
Con el transcurso del tiempo y no siempre de la manera más sencilla, aprendemos en la realidad pragmática que esos propósitos que se veían tan fáciles de cumplir se ven ahora mezclados, adaptados, aplazados, en una palabra habiendo perdido su pureza original. La complejidad de la vida social nos lleva de una circunstancia a otra, nos hace descubrir nuevas posibilidades, nos obliga a veces a explorar en la ejercitación de capacidades que ni siquiera habíamos imaginado poseer. Ahora en el presente inevitable nos vemos en la necesidad de resolver con los recursos a nuestro alcance, las situaciones que aparecen frente a nosotros como hechos incuestionables, hechos con los que tenemos que negociar para poder llenar algunas de nuestras expectativas personales. Estamos enfrascados en una lucha constante por sobrevivir cubriendo nuestras necesidades elementales, intentando conciliar la materialización de nuestros más preciados sueños.
¿Por qué un actor egresado de la licenciatura en artes teatrales se ve obligado a vender tacos, a arreglar autos en un taller, a vender ropa, a cocinar o a dar clases de inglés?