Resumen:
El empleo de la terapia de presión negativa es una opción ampliamente extendida
para el manejo de heridas crónicas, promueve la curación mediante la aplicación
de presión negativa, de manera que el uso de niveles controlados de presión subatmosférica
y succión controlada, acelera la resolución de las mismas
favoreciendo la vascularización y el desbridamiento. Actualmente, este sistema se
considera una intervención fundamental en el tratamiento de las heridas
complejas, las cuales suponen un reto terapéutico importante y muchas veces
generan un largo y costoso egreso hospitalario. Gracias a la terapia de vacío se
puede disminuir el tamaño de dichas heridas a la par que se protegen de la
infección, haciendo innecesario el uso prioritario de colgajos libres y grandes
intervenciones. La terapia de presión negativa se remonta a miles de años atrás,
se utilizó por primera vez como tratamiento complementario; a nivel básico, la
presión negativa constituye un apósito sofisticado, estéril y cerrado con
propiedades que hacen que el entorno para la cicatrización de la herida sea
húmedo.