Movida madrileña: Transgresión visual

Abstract

Movida madrileña1: Transgresión Visual, presenta un acercamiento arqueológico2 a la producción artística y diseñística realizada en el Madrid de los ochenta del siglo XX, para rescatar a la transgresión como isotopía3 central de las producciones visuales de este periodo que al masificarse gracias a los medios de comunicación, se convierten en consumos culturales que interfieren en el desarrollo de la identidad juvenil madrileña del postfranquismo. En un principio, se realiza un recuento histórico del movimiento de forma arqueológica, para rescatar el elemento que queda transgredido: el periodo franquista, acompañado con sus sistemas de valores y las representaciones visuales realizadas durante esta dictadura, posteriormente se realiza un breve recorrido histórico de la transición democrática española y al periodo de la Movida, que se analiza como una contracultura. A continuación, se señalan las implicaciones semióticas e intertextuales de la transgresión dentro de la contracultura, de tal manera que se resalta su papel como isotopía de sentido en las representaciones visuales, mismas que afectan desde instancia del signo y pasan por el cuerpo como el discurso hasta llegar a transformar las cualidades del lenguaje. Gracias a estas pautas, se analiza la transgresión producida por la Movida madrileña, a partir su discurso y sus representaciones visuales, en donde la ironía y el carnaval se presentan constantes en las creaciones, para corromper las representaciones tanto del franquismo, como del sistema estético que instauró: un cambio desde las representaciones duraderas (arquitectura y monumentos) hacia lo efímero (pinturas, cine, performance, música, diseño de carteles y de álbumes). La Movida basa su construcción artística en los ideales estéticos y filosóficos del kitsch, camp, pop art y punk, para abrir un camino hacia lo efímero, lo banal y lo frívolo, que produce un cruce de las barreras del sentido, tanto estéticas como éticas y morales (religión), en suma es una declaración de lo visual y del look, acompañados de la música como elementos centrales de la cultura urbana de Madrid durante los ochentas. Estos elementos se traslapan al plexo social, donde funcionan como consumos culturales y desde la masificación; transgreden las barreras sociales establecidas en el franquismo, para explorar espacios de la subjetividad, como una construcción de discursos corporales, que difuminan las barreras sexuales, para centrarse en una estética de lo ambiguo y de lo efímero.