Resumen:
En las sociedades modernas se observa con frecuencia la falta de interés por participar en alguna actividad. Esta tendencia ha sido denominada como apatía y su incidencia se extiende en diversos ámbitos y etapas vitales. Cabrera, Peral y Barajas y Marin plantean que la apatía es un síndrome comportamental o disfunción del proceso que origina los actos inducidos por estímulos externos o internos. Ocurre cuando se alteran los sistemas que generan y controlan la voluntad, y la evidencia médica indica que es uno de los cambios comportamentales más frecuentemente asociados con enfermedades como Alzheimer , Huntington y Parkinson, con algunas afecciones como la parálisis supranuclear progresiva, Accidentes Cerebro-Vasculares, Trauma Cráneo-Encefálico y la esquizofrenia. De manera reciente ha surgido una conceptualización alterna propuesta por Marin , quien sugiere que la apatía debe ser considerada como un síndrome o enfermedad con etiología propia, ya que se caracteriza por una pérdida de motivación primaria no debida a la angustia emocional, deterioro intelectual, o disminución del nivel de conciencia, sin embargo, se requiere de evidencia empírica que de sustento a esta postura. Existen diferentes posturas para definir la apatía, en su mayoría coinciden en que forma parte de un trastorno. En esta investigación, se considera que la apatía puede tener una valoración más amplia, en el sentido de que surge cuando el individuo no percibe algún desafío , o bien, cuando el individuo se encuentra en una situación satisfactoria y no tiene algo que superar, se deja de lado el trastorno, la enfermedad y la anormalidad, por considerar que todos los seres humanos poseen esta característica de personalidad en algún momento de su existencia. En este sentido y desde la teoría de la paz o equilibrio de Valdez la apatía se define como una falta de interés por participar en alguna actividad, al considerar que no se obtendrá algo favorable para sobrevivir o para tratar de llegar a ser más y mejor que otros y que sí mismo. Al respecto, autores como Negrete y Leyva y Valdez y Aguilar, proponen que este fenómeno social puede deberse a diversos factores, tales como la falta de oportunidades laborales, el limitado acceso educativo, la falta de recursos económicos, la insatisfacción e inseguridad personal y la pérdida del sentido de vida de los jóvenes. Todos estos factores pueden tener un efecto importante sobre la conducta y los estados de ánimo. Uno de ellos es el pesimismo, el cual se caracteriza por la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más desfavorable. En esta línea, la evidencia empírica demuestra que el pesimismo promueve la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, la desesperanza, la ideación suicida y el abuso de sustancias, lo que sugiere su asociación con trastornos como la ansiedad y la depresión, según los datos reportados por el DSM IV y el CIE 10. Messing, agrega que en la psicosociocultura, se observa una tendencia en la que el esfuerzo ha caído en descrédito para dar lugar al facilismo, con menos espacios para el desarrollo personal y laboral. Reconoce el uso de mensajes que promueven el consumismo, el individualismo, la mediocridad y el control externo de la conducta, debido a las características académicas y laborales del mundo actual han afectado profundamente a los individuos, principalmente a los más jóvenes, quienes presentan desmotivación, insatisfacción y apatía. Todo ello puede representar un factor de riesgo, que da por resultado improductividad en todos las áreas: escuela, trabajo, familia y sociedad, y sobre todo en el deterioro de la motivación, el abandono de actividades, la falta de expectativas, la violencia, la delincuencia, la corrupción, la intolerancia generalizada y la depresión. A pesar de la importancia del constructo apatía, aún son pocos los instrumentos de medición y la información disponible indica que en su mayoría son instrumentos que se han diseñado asociados con diversos trastornos que alteran los sistemas que generan y controlan la voluntad. Una de ellas es la Escala de Evaluación de Apatía (AES), de Marin, Biedrzycki y Firinciogullari, que se utiliza en muestras clínicas, resulta eficaz en pacientes con demencia secundaria a accidentes cerebro-vasculares, en enfermedad de Parkinson. enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Esta escala tiene como variante la Children´s Motivation Scale para evaluar apatía en niños y adolescentes. Otra escala es la Neuropsychiatric Inventory (NI) la cual es una escala neuropsiquiátrica que evalúa dominios psicopatológicos en pacientes psiquiátricos. Por su parte, Strauss y Sperry, crearon la Dementia Apathy Interview and Rating, la cual consiste en una entrevista que se le realiza al cuidador y evalúa los cambios en las últimas cuatro semanas respecto a la motivación, la respuesta emocional y el compromiso en pacientes con demencia. Por otro lado, Agüera et al. , propusieron la escala APADEM-NH-66 que evalúa la apatía en pacientes con enfermedad de Alzheimer institucionalizados. De manera reciente, Starkstein creó la Starkstein Apathy Scale (SAS), y actualmente es la escala más utilizada en investigación y ensayos clínicos para evaluar la frecuencia y severidad de los síntomas neuropsiquiátricos. Si bien existen estos instrumentos, a la fecha no hay escalas que permitan la medición del constructo apatía vista como una característica de personalidad en individuos sin estos tipos de diagnósticos, lo cual puede ser una importante aportación a fin de conocer esta condición en los individuos evaluados. La presente escala (EEVA) se fundamenta en la teoría de la Paz o Equilibrio 10 considerando la postura etnopsicológica de Díaz-Guerrero para el desarrollo de un instrumento culturalmente relevante. Así, la presente investigación tuvo como objetivos: construir la Escala para Evaluar la Apatía (EEVA) en población juvenil, y obtener evidencias de validez (de contenido, de constructo y convergente). Se evaluó su validez de constructo mediante análisis de su estructura factorial exploratoria y confirmatoria, se estableció su fiabilidad a través del cálculo del coeficiente de alfa de Cronbach, así como la validez convergente con variables teóricamente relacionadas con el pesimismo, la ansiedad, la depresión y el estado de paz o equilibrio. Se plantea como hipótesis que existe relación positiva entre las variables, así como diferencias entre hombres y mujeres.