Resumen:
Cuando se trata de enfrentarse a la construcción de un imaginario visual a partir del relato, se toman caminos diferentes para edificarlo, se recurre al conocimiento previo de la creación de imágenes existentes, a la experiencia y es a partir de aquí que se transitan sendas ya trazadas para el rastreo que se aproxima a estructurar y a definir un imaginario visual, apto de constituir una posible visualización a partir de lenguaje, que narra aquella cadena de las cosas que vivimos, como alguien que proyecta un recuerdo de la percepción, como una reproducción y propagación del mundo sensible. ¿Será que resucitamos cada vez que contamos lo existido? como una escritura petrificada que trasmite los acontecimientos. Aún nadie ha resuelto el misterio de a donde van las imágenes de los recuerdo perdidos o simplemente la visualidad de un recuerdo, y a pesar de que la memoria no se vea y de que su función no sea otra más que la de resguardar lo acontecido, no se vale haber vivido sin la referencia de lo habitado, que brota como un centello reconociendo una huella.