Resumen:
El tema de los sentimientos como origen del Ethos o modo de ser de lo humano, ha sido opacado por la preeminencia de la razón, en el campo de la ética clásica, según la cual es ésta quien lo determina. Sin embargo, es necesario pensar en el sentido que éstos tiene para entender la experiencia de la vida en relación con la convivencia humana. De esa forma, al retomar el problema es posible recuperar no sólo el horizonte en pos de la humanidad sino de otros seres no humanos, en condiciones semejantes, como es el caso de los animales no humanos. El problema planteado en este capítulo parte de la cuestión ¿Es posible una perspectiva de igualdad ética en la relación entre los ser humanos y los animales? La tesis apunta a considerar que los sentimientos, como origen de todo Ethos, son lo propio de los seres sintientes, como animales, y que por lo tanto, éstos tiene un modo de ser compartido con los humanos. Los argumentos que desarrollan esta afirmación se dividen en cuatro: en primer lugar se hace un análisis crítico del pensamiento cartesiano, con quien el pensamiento moderno inicia la racionalización del cuerpo, causa de la exclusión de los seres animales en torno a las consideraciones éticas. Para Descartes el juicio dirige la pasión, porque ésta es ciega. Así, al carecer de la capacidad de juicio, los animales sólo serán guiados por las pasiones que no ameritan evaluación de su conducta, es decir, quedan al margen de la consideración ética de los seres humanos.