Resumen:
Las condiciones en las que el hombre vive, necesariamente provocan algo en su interior; sentimientos y emociones que, acumuladas por un largo tiempo necesariamente tendrán que ser exteriorizadas, sacadas a la luz, expresadas. Uno de los sentimientos de los que el hombre es participe es el sufrimiento: el hombre sufre. Este sufrimiento que está en el ámbito existencial lleva consigo lo ya referido, la necesidad de exteriorización pues ¿Qué pasaría si eso que aqueja al hombre se acumula sin nunca ser expresado? En el caso de Emil Cioran, según confiesa, si no hubiese expresado sus pensamientos y sentimientos habría terminado suicidándose. Resulta vital en la vida del hombre expresarse, la cuestión es si lo hace de forma inmediata, es decir con palabras; si lo hace por medio de la música o pintura; o si lo hace por medio de la escritura. A diferencia de las demás formas de expresión, la escritura tiene la preferencia pues es con ella con la que podemos explicar, como si estuviésemos hablando, claramente aquello que queremos comunicar. Con las otras formas parece que solo caemos en un paroxismo de expresión sin hallar una significación clara de aquello que queramos decir, esto por la multiplicidad de significados que una obra musical o visual pueda tener. Emil Cioran es quien dirá que con la escritura se resta la fuerza a la acción. Alejarnos del suicidio o la angustia de la existencia por medio de la expresión y confesión.
El tipo de escritura al que hay que pretender sería el prosaico más que el verso, la prosa que se aleje tanto de lo sistemático como de lo poético conservando la expresión vivas de este discurso. Estaríamos pensando en una prosa poética; no caer en la expresión total de sentimientos pero tampoco en un sistema filosófico. Una reflexión de los sentimientos de la existencia