Resumen:
En la actualidad, más de 2,200 millones de habitantes de los países subdesarrollados,
padecen todos los años de enfermedades asociadas con la mala calidad de agua potable,
saneamiento adecuado e higiene. Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento
adecuado, la incidencia de algunas enfermedades podrían reducirse hasta un 75 por ciento;
en este sentido, el problema no es la falta de agua, sino, más bien, sus métodos de
saneamiento (Frers, 2013).
Una de las principales preocupaciones que atañen a gran parte de la población mexicana es
el problema de la calidad del agua potable que proveen las redes públicas y que reciben las
personas en sus hogares. Tales inquietudes están relacionadas, principalmente, con el sabor
y olor del agua, así como la presencia de minerales, elementos químicos tóxicos, microbios y
bacterias que puedan permanecer en el agua; pues gran cantidad de recursos contaminados
aún se vierten en ríos, lagunas, lagos y zonas costeras sin ningún tratamiento previo,
potenciando así la transmisión de enfermedades e infecciones intestinales como tifoidea,
disentería y gastroenteritis, además de otros problemas de salud. En general, el servicio de
saneamiento de agua enfrenta problemas de mala calidad en los servicios de abastecimiento
de agua y tratamiento inadecuado de aguas residuales (SEMARNAT, 2012).