Resumen:
En la historia reciente, el tema de la sexualidad ha adquirido fuerza, de manera particular a partir del siglo XXI a través de una dispersión de sexualidades, instauradas en prácticas sexuales poliformas que toman visibilidad a través de aparatos de enunciación como los medios de comunicación que configuran las representaciones que se comparten públicamente. Ahora bien, uno de los artefactos públicos que se fortaleció como reflejo de la sociedad fue la publicidad como medio que nos pone en contacto con la realidad y como aparato de verificación sexual contemporánea, que es susceptible de funcionar como reflejo de algunas prácticas sociales que generan nuevas formas de reflexión.
En una sociedad globalizada que pone al alcance en todo momento estereotipos de deseo, cobra sentido que el ser humano experimente en mayor medida liberación e intensificación de la sexualidad, así como una reorientación del deseo. Condición que ha favorecido la definición de un universo de identidades, entre ellas las homosexuales que buscan ser reconocidas dentro de la sociedad mediante acciones que reconfiguren los discursos que están presentes en relación con este tema, dejando atrás los estereotipos para reconocer y aceptar las diferencias.
En vista de ésta necesidad de reconfigurar los discursos de la sexualidad, instituciones discursivas como la publicidad adquieren un papel relevante, al convertirse en un escenario impregnado de representaciones que se producen y consumen dentro de la sociedad y permite a los sujetos interactuar en el entorno familiar, social y cultural que los rodea. Por su parte, los signos como portadores de significado en determinados grupos contribuyen a la formación del lenguaje que participa en la configuración de discursos que circulan y se vuelven parte de nuestra vida cotidiana.