Resumen:
La constante reproducción de actos violentos y agresiones en contra de las mujeres y los altos índices de violencia en México, han hecho que la violencia de género contra las mujeres sea un tema prioritario en los últimos años en las agendas del gobierno y la administración pública puesto que, especialmente la violencia que sufren por parte de sus parejas impacta de forma negativa particularmente en la calidad de vida de las víctimas y de manera general en nuestra sociedad repercutiendo en altos costos sociales, de estabilidad y orden social, procuración de justicia, seguridad y salud pública. Con sustento en la información captada por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2011, de un total de mujeres casadas o unidas de 15 y más años en el ámbito nacional, se registra que 11 018 415 han vivido algún episodio de maltrato o agresión en el transcurso de su vida conyugal, cifra reveladora de un alto índice de violencia de género, al representar cerca de la mitad de las entrevistadas. (INEGI, 2013).
Diversas organizaciones han documentado la gravedad del problema de la violencia contra las mujeres en general, sin embargo la violencia en la pareja ha generado una especial atención en la investigación, debido a que atiende específicamente a ciertas particularidades, puesto que el sometimiento de las víctimas por parte de sus parejas, tiene una amplia relación con los vínculos afectivos que ellas mantienen con los agresores, cuestión que hace que las repercusiones de dicho problema tengan mayores dificultades en el tratamiento de las víctimas y sean de mayor alcance, ya que la violencia que se reproduce en la vida en pareja es gradual y constante, y la proximidad de las mujeres a los hombres violentos las sitúa en una condición de mayor riesgo y peligrosidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia de pareja como el “comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control” (OMS, 2017). Este tipo de violencia se constituye como
un problema con características multifactoriales que transgrede los derechos y libertades fundamentales de quienes son víctimas de ella, obstaculiza el desarrollo integral de las mujeres, afectándolas física y psicológicamente, limita su productividad y aportaciones en la esfera pública, daña su integridad y surge sin importar la edad, nivel socioeconómico, escolaridad, raza, religión etc.
Las mujeres violentadas por sus parejas soportan constantemente agresiones físicas que dañan su cuerpo, que van desde cachetadas, golpes, empujones, patadas etc. hasta heridas expuestas o lesiones de gravedad irreversibles, como la invalidación de algunas funciones motrices y sensoriales e incluso la muerte; por otro lado son constantemente intimidadas, amenazadas, denigradas y humilladas, son aisladas de sus familias y amistades, privadas de su derecho al trabajo, a la educación, a la comunicación, la información y la atención médica, en ocasiones sufren por la falta de acceso y control de los recursos económicos que satisfacen sus necesidades básicas y la de sus hijos e incluso llegan a ser violentadas sexualmente; sufren continuamente de ataques depresivos, nerviosismo, ansiedad y problemas gastrointestinales entre otros. Debido a esto son seres humanos en una situación completamente de vulnerabilidad con muy bajos niveles de autoestima y confianza, totalmente dependientes de sus cónyuges.
Según la (ENDIREH) realizada en el 2006 en el Estado de México, el 54.1% de las mujeres ha sufrido violencia a lo largo de su última relación por parte de su pareja o ex pareja. De estas, el 47.1% sufrió violencia emocional; el 29.6% violencia económica; 24.5% violencia física; y el 11.0% violencia sexual. De las 2 925 233 mujeres casadas o unidas de 15 y más años; fueron violentadas a lo largo de su relación 1 769 722, lo que corresponde a un 60%, dato que muestra el alto índice de violencia de género contra las mujeres en la pareja en dicha entidad federativa. (INEGI, 2008) La proporción.