Resumen:
En México ha ido evolucionando el tema de la participación femenina en los procesos electorales desde la regulación de las cuotas hasta llegar al establecimiento constitucional y legal de la paridad de género como un deber para los actores electorales. La causa que lo ha motivado se apoya principalmente en razones de tipo político y social y dista mucho de tener una justificación que lo relacione con la esencia del principio democrático de igualdad. Por ello, en este trabajo sostengo que, independientemente de que cumpla con su objetivo político, social o electoral de distribuir de forma igual las candidaturas y los cargos públicos, la paridad contrasta e incluso contradice conceptualmente a la igualdad democrática.