Resumen:
La familia resulta ser el grupo primario y principal en la obtención de aprendizaje,
en el cuál se procura la protección, educación y desarrollo personal de cada uno de
los integrantes. No obstante, en ocasiones las reglas de interacción del sistema
familiar llegan a establecerse de manera rígida o agresiva. Dichos modos afectan
enormemente las relaciones a construirse y en la adquisición de habilidades socio
afectivas y desenvolvimiento de aquellos miembros nombrados más frágiles como
son los niños y las mujeres.
El objetivo del presente trabajo fue identificar la ausencia o presencia de violencia
intrafamiliar en mujeres pertenecientes al programa de PROSPERA para dar a
conocer cuáles son los niveles del grado de aceptación ante las actitudes violentas
así como el punto de estar de acuerdo o en desacuerdo con las posibles prácticas
violentas de y hacia las mujeres e incluso como afectan el modo en que pueden
llegar a dirigir sus relaciones interpersonales y dentro del contexto basado en la
cultura. Sobre todo se ha establecido una relación entre el estilo autoritario, con
abuso de poder y maltrato psicológico con el modo en que la propia mujer fomenta
su estima, con la falta de tolerancia y la presencia de conductas violentas.
Son maneras que llegan a ser vistas y adquiridas de forma natural, arraigándose
como el esquema principal de interacción y como base de la convivencia con los
demás. La violencia intrafamiliar no se vivencia igualmente en hombres y mujeres.
Sobre todo la cultura del machismo es contribuyente de como hombres y mujeres
se relacionan con este fenómeno. La violencia intrafamiliar se ha presentado en la
sociedad desde tiempos memoriales, cobrando valía al paso del tiempo por las
consecuencias gravísimas y justamente por la gradual intervención que se llega a
permitir por parte de este núcleo tan privado al régimen institucional para poder
enfrentarla o evitarla.