Resumen:
En su libro sobre la educación de los jóvenes, Rousseau le explica a
Émile que para alcanzar la madurez del conocimiento es necesario viajar,
pero que del viaje no importan los dos puntos extremos, el de la partida
y el del regreso, sino lo que hay en medio de ellos (Rousseau, 1981: 48).
Y, ciertamente, en el libro de viaje aprendemos y nos deleitamos, y
también es cierto que el viajero ya no es el mismo que vuelve al que
partió. La partida es ese deseo subconsciente de ser nómada y el regreso
convierte al viajero en escritor, al empeñarse en ordenar, recordar, dejar
impreso su viaje: esa ha sido la constante en los viajes realizados por
Horacio Ramírez de Alba.