Resumen:
El término de la vivienda sustentable, fue una preocupación durante y posterior a la primera y segunda guerra mundial, (1914 - 1918) y (1939 - 1945) por ende a mediados del siglo XX, en países avanzados de Europa y de manera particular en Estados Unidos de Norte América, existe una influencia importante para solucionar una necesidad vital, tema que se fortaleció por Antoni Gaudí en Cataluña, España y Víctor Horta en Bélgica, cuya preocupación fue principalmente por los edificios residenciales urbanos; más tarde, Charles Rennie Mackintosh en Escocia, perteneciente al Reino Unido y Frank Lloyd en Estados Unidos, experimentaron sobre las casas aisladas rurales o suburbanas (Higuera, 2013).
A partir de ello se observa, que el funcionamiento de las ciudades requiere grandes volúmenes de energía proveniente, en su mayor parte, de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. Así mismo, las ciudades requieren de recursos naturales como el agua dulce, cuya provisión para atender a las necesidades que plantea su desarrollo equilibrado, base a que, para el siglo XXI, la falta de agua se está convirtiendo en uno de los retos más importantes a mediano plazo; el contar con agua para la población demanda grandes inversiones para su extracción que resulta indispensable para mejorar las condiciones higiénicas y de salud de la población en las grandes ciudades, para estimular el desarrollo de actividades productivas; las ciudades también producen desechos sólidos y líquidos en cantidades notables y una gran parte de ello son vertidos en depósitos de agua dulce (Molina, 2004). Actualmente, el sector industrial es el de mayor consumidor de materiales, la Organización Mundial del Consumidor, considera que, estadísticamente, la construcción es responsable del consumo de más de 40% de energía en el mundo (Rubio, 2013).