Resumen:
En los últimos treinta años y de manera progresiva, en México se han abierto las puertas a un proceso de transición democrática esto a través de reformas jurídicas e institucionales que han renovado de manera paulatina aspectos centrales de la práctica política autoritaria y que afianzaron el marco del Estado constitucional de derecho necesario para la construcción de una democracia legítima.
Durante este proceso transicional se modificaron aspectos trascendentales del paisaje político y cultural del país, que incluían situaciones referentes a las libertades civiles y públicas de los ciudadanos. También a la crítica de las acciones de carácter político de manera pública, a la ampliación del debate legislativo, a la pluralidad partidista, a la ampliación de los derechos de la ciudadanía; así como, a una democratización de carácter ideológico.