Resumen:
La globalización, al amparo del neoliberalismo, ha generado la pérdida de los conocimientos tradicionales en Temoaya, estado de México. La apertura comercial del neoliberalismo permite un intercambio cultural en el que predomina el interés por desarrollar los sistemas sociales a partir del crecimiento del subsistema económico. En el enfoque del desarrollo económico, los estilos de vida de las potencias capitalistas se imponen como modelos y parámetros para determinar el nivel de desarrollo de una nación. De esta manera, los países del Tercer Mundo están condicionados al desarrollo de las potencias (Bunge, 2014) sin que las diferencias interregionales sean consideradas, es decir, son dependientes económica, política y culturalmente de países que se desarrollaron en contextos diferentes. Cuando una comunidad adopta patrones de consumo ajenos a ella, se desplazan los elementos que cohesionan su cultura. Desde la perspectiva de Bunge (2014), la cultura es uno de los componentes de los sistemas sociales humanos que interactúa con los sistemas económicos, políticos y biológicos. La cultura surge a partir de las interpretaciones que los humanos hacemos sobre el mundo. La manera en la que estas interpretaciones son abordadas genera diferentes tipos de conocimientos que se relacionan directamente con los demás subsistemas que componen a una sociedad. En este sentido, si se busca el desarrollo social mediante un enfoque unilateral el resto de los subsistemas se desequilibran (Bunge, 2014). El desarrollo cultural está ligado al desarrollo científico y técnico, los cuales dependen de estímulos económicos y políticos para generar conocimientos que permitan tener una mejor comprensión de la relación entre el ser humano y el medio ambiente. México, es un país cuya diversidad cultural lo hace objeto de interés internacional. Las diferentes expresiones en las que se manifiesta su cultura –como la gastronomía, las artes, los rituales, los actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza, ente otras– forman parte del patrimonio cultural inmaterial (UNESCO, 2011).