Resumen:
La familia ha sido, y será, la célula básica de la sociedad: el origen esencial del parentesco, y la filiación, que el Estado debe garantizar como base del pacto de unidad social. Siendo la familia integrante de uno de los elementos de la organización estatal, ésta como mecanismo de seguridad se orienta hacia la salvaguarda de la comunidad social, por ello, dentro de nuestra de la sociedad, ha existido, siempre el problema permanente, de vincular la relación entre el padre de familia y los hijos, toda vez que sólo era evidente la relación de maternidad por naturaleza, en el entendido de que aún no se establecía una relación directa en el padre y los hijos como sustantiva de la propia familia.
El crecimiento propio de la sociedad misma, la complejidad de sus propias necesidades, la diferenciación de los estratos sociales, los acontecimientos diarios ocurridos y con más frecuencia, la educación, la cultura, la alimentación, todas estas atenuantes, conllevan a que sobrevengan realidades que en determinado momento no se encuentran reguladas del todo, o en parte, por las normas que se encuentran vigentes en el momento en que ocurren, sin embargo, el Estado utiliza instrumentos para poder, en un momento concluyente, regular los actos y hechos jurídicos que se van presentando, siempre velando a favor del desarrollo de la sociedad y de quien considera que se les debe salvaguardar un derecho por el simple hecho de pertenecer a la misma. La familia es el componente esencial que permite que el Estado mismo exista, ésta es una poderosa razón para que el ente estatal busque en todo momento garantizar la integridad de los miembros de la familia.