Resumen:
Esta investigación desarrolla tres líneas dentro de la llamada Historia de la cuestión criminal: bandidos, policías y justicias. A partir de la historia social, explicamos la operatividad de los bandidos en el Estado de México entre 1876 a 1880. En dicho cuatrienio, el Tuxtepecanismo (vigencia de los ideales del Plan de Tuxtepec entre 1876 a 1884) determinó las formas de perseguir y castigar el bandidaje. En ese sentido, la policía rural y la aplicación de justicia permite entender el programa punitivo que el Estado ideó contra los bandidos. Metodológicamente, este trabajo desarrolla una interdisciplinariedad entre historia social y conceptual y sociología histórica. Asimismo, la concatenación de las perspectivas de la historia política y del derecho penal permiten visibilizar la actuación activa de los bandidos como actores sociales.
En el capítulo 1 partimos del análisis del concepto de bandido, entendido que adquiere un sentido peyorativo. El concepto da lugar a la categoría de bandido real (salteador) y bandido imaginado (pronunciado). Este último relacionado con la criminalización de determinadas personas. En el capítulo 2 mostramos el bandidaje en el Estado de México. Dentro del contexto estatal encontramos los intentos del gobierno por hacer del territorio un lugar del orden y el progreso. La figura del general Mirafuentes es determinante tanto para programa de reconstrucción social como para la persecución de los bandidos y pronunciados. En el capítulo 3 partimos de un análisis del liberalismo y su relación con el poder público. En virtud de ello se justifica la represión, haciendo de lo ilegal cuestiones legales a través de leyes y decretos como la de salteadores y plagiarios y el decreto de 10 de octubre de 1876. No obstante, los bandidos se oponen al castigo y la represión. El uso del amparo y la petición del indulto fueron determinantes entre 1876 a 1880 en el Estado de México.