Resumen:
Durante las primeras décadas del siglo XX, diversos pintores europeos cuestionaron la influencia de la filosofía positivista y su aspiración a la objetividad en el arte. Motivados por principios filosóficos y sociales, algunos artistas de la época formularon nuevos planteamientos teóricos sobre el arte, contrarios al paradigma decimonónico y sus valores, privilegiando en su lugar la subjetividad como motor de la creación plástica. Como resultado, el concepto tradicional de arte se fragmentó en una amplia diversidad de corrientes, a través de las cuales se buscó la renovación radical del lenguaje pictórico occidental.