Resumen:
El territorio de Bacalar ha sido codiciado por sus bienes naturales y por su ubicación estratégica desde la época colonial hasta la actualidad, lo que generó diversos intereses económicos y políticos que motivaron a los gobiernos a establecer estrategias de dominación del ambiente para la explotación de los bienes naturales a fin de favorecer la acumulación de capital.
En este sentido, la primera actividad económica que se desarrolló de forma intensiva fue la explotación forestal -de palo de tinte, caoba, cedro, y más adelante de chicozapote-, lo que provocó el poblamiento de la región y el declive de los recursos maderables. Esto dio cabida a la búsqueda de otra alternativa económica, el turismo, que desde 1960 inició de forma comunitaria y favoreció el proceso de arraigo de los recién llegados. Una década después el gobierno de Quintana Roo expropió alrededor de 354 hectáreas al borde de la laguna, pertenecientes al ejido de Bacalar -conformado en
1936-, que se comenzaron a ocupar por empresarios y políticos de Chetumal y Cancún para la construcción de casas vacacionales, y más tarde algunas se convertirían en hoteles y restaurantes (Vázquez, 2020). Esta acción detonó la apropiación turística de la laguna. En 2007 Bacalar fue nombrado Pueblo Mágico, en 2011 se convirtió en municipio y en los últimos años se integró al proyecto Tren Maya, por lo que las tierras en la ribera alcanzaron un alto valor económico debido al crecimiento explosivo. Por ello, en el presente estudio se analizó la reconfiguración socioambiental en Bacalar –desde la explotación forestal hasta el turismo- derivada de las estrategias de dominación, las cuales posibilitan resistencias ante las afectaciones que ponen en peligro la reproducción de la vida en la comunidad.