Resumen:
El Dengue representa la arbovirosis más común a nivel global, ya que se estima que más de la mitad de la población mundial vive en zonas endémicas. Según la OMS, se reportan de 100 a 400 millones de casos cada año en más de 120 países, siendo América Latina la más afectada después del Sudeste Asiático. En países como México, donde el Dengue es endémico, la presentación de la COVID-19 ha desencadenado una sindemia, es decir la presentación de dos epidemias de manera simultánea. El objetivo del presente trabajo fue caracterizar geográfica y epidemiológicamente la presencia de casos autóctonos y brotes de Dengue, así como su relación con la presencia de casos de COVID-19 en el Estado de México durante el año 2022. A través del Programa de Georreferenciación en Salud, EpiInfo 7® se ubicaron geográficamente los casos confirmados de Dengue mediante las coordenadas de ubicación del domicilio de los pacientes infectados para la posterior elaboración de mapas y se identificó la procedencia de los mosquitos a través del formato de captura de la especie y de los resultados de laboratorio. En el Estado de México el Dengue presentó una tendencia ascendente en los últimos 10 años, especialmente a partir del 2016 hasta el 2022, con un total de 1283 casos confirmados. La enfermedad se ubicó en la zona de epidemia durante las semanas epidemiológicas: 11, 15, 16, de la 18 a la 25, de la 27 a la 29 y de la 32 a la 41. La fiebre representó el síntoma más común, seguida de cefalea, mialgias, artralgias y dolor retro ocular. Los casos se presentaron mayormente en el sur del Estado, principalmente en los municipios de Tejupilco, Luvianos, Amatepec, Tlatlaya, San Simón de Guerrero, Malinalco y Zacazonapan. Por otro lado, en el mismo año el Estado de México fue el que presentó la mayor incidencia de casos de COVID-19 a nivel nacional después de la Ciudad de México, particularmente en el sector nororiental del Estado y en municipios conurbados con la Ciudad de México. La enfermedad inició su circulación a partir del 28 de febrero del 2020, verificándose un pico de casos a finales del año 2021 y a continuación un descenso gradual hasta el año 2022. En el estudio se identificó una relación inversamente proporcional entre el Dengue y la COVID-19, debido a que el incremento del movimiento poblacional causado por la disminución de los casos de COVID-19 y de las restricciones de cuarentena provocaron un aumento de los casos de Dengue en vista de la mayor exposición al vector transmisor. Adicionalmente, la superposición de los síntomas que comparten ambas enfermedades en las etapas tempranas, al igual que la reactividad cruzada de las pruebas serológicas, dificultan el diagnóstico y la identificación temprana de los casos de una enfermedad u otra o, inclusive, de coinfecciones, que resultan en cuadros clínicos más severos y complicaciones del estado de salud, especialmente en pacientes con comorbilidades crónicas.