Resumen:
Estamos en el año 2013, en una era revolucionaria, dinámica y globalizada
“la era del conocimiento”, donde la ventaja competitiva más representativa de
cualquier organización es el conocimiento, por eso las empresas que logran
identificar, valorar y aprovechar este recurso logran posicionarse por encima de
aquellas que no han sabido hacer una adecuada gestión de sus activos
intangibles.
La identificación de los activos intangibles es muy difícil por la carencia de
presencia física en los estados financieros, es necesario puntualizar que estos
pueden ser visibles u ocultos; el presente trabajo de investigación está enfocado al
activo intangible oculto conocido como Capital intelectual. Muchos autores han
desarrollado modelos con el fin de identificar, medir y valorar este capital dentro de
las organizaciones privadas.
El Capital intelectual es considerado un activo intangible oculto ya que
carece de una regulación contable especifica y éste a su vez, se divide en Capital
humano, Capital estructural y Capital relacional; que de forma muy resumida y
sencilla podríamos referirnos a ellos como los conocimientos individuales y
organizativos, la experiencia aplicada, la tecnología, procesos y las relaciones
organizacionales con agentes externos que otorgan ventaja competitiva e
identidad; sin embargo su dificultad se refleja en su inmaterialidad.
La importancia del Capital intelectual se debe al valor agregado que puede
proporcionar más allá de los activos fijos de cada organización, esta es la razón
por la que actualmente en la era del conocimiento muchas empresas valen hasta
más de diez veces su valor físico.
Entonces, aunque siempre ha estado presente el Capital intelectual, la
gestión de éste en las Instituciones de Educación Superior (IES) cobra mayor
relevancia, debido al objetivo de la organización educativa que es la generación e
impartición de conocimiento a través de los investigadores, las exigencias de la sociedad contemporánea han llevado a las IES a modificar su modelos educativos
para buscar satisfacer las necesidades del entorno, donde la innovación y el
conocimiento generan un mayor impacto social y económico que un edificio o bien
físico.