Resumen:
Desde tiempos remotos, la naturaleza ha constituido un espacio recreativo para la humanidad; actualmente, el turismo es una importante forma de apropiación de la naturaleza, y los bosques son escenarios idóneos para el esparcimiento, al permitir actividades lúdicas, estéticas y culturales. El micoturismo* es una actividad forestal a la que se ha recurrido para impulsar el desarrollo económico, la preservación de la cultura y el manejo de los recursos naturales. La información obtenida sobre los hongos, la capacidad de gestionar apoyos financieros por parte de las comunidades recolectoras y la vinculación con la sociedad serán los pilares para la valoración de los recursos micológicos como atractivos turísticos. Desde un enfoque social y multidisciplinario, se han desarrollado nuevas miradas al bosque para construir estrategias de desarrollo sustentable, basadas en la gestión turística de los recursos micológicos.
Descripción:
Los HCS se encuentran en los bosques, donde cumplen importantes funciones ecológicas y, por su alta vulnerabilidad a los ciclos naturales y su potencial toxicidad, se han considerado recursos complejos que requieren de un gran conocimiento y precisión para su manejo, pues son organismos dependientes de otras especies, debido a su incapacidad fotosintética (figura 3). Además, tienen una gran importancia socioeconómica por sus usos alimentarios, medicinales y comerciales. Su recolección se asocia con unidades familiares, poseedoras de etnoconocimientos para su detección, manejo y utilización. Organismos internacionales como la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación, por sus siglas en inglés) han insistido en la importancia que los HCS tienen para las comunidades; pese a ello, su estudio se ha limitado a aspectos taxonómicos y ecológicos, en los cuales ha pasado inadvertido su potencial económico como recursos turísticos.