Resumen:
Derivado de la crisis del sector agrícola, el turismo agroalimentario constituye una forma de apropiación social de los alimentos emblemáticos y un proceso reestructuración productiva del campo. A partir de una revisión de literatura, contrastada con la evidencia empírica, se realiza una comparación de tres escenarios cuyo común denominador es la vinculación entre alimentos y turismo. Se presentan los casos de la Ruta de la Sal Prehispánica (Puebla, México), la Ruta del Nopal (Ciudad de México) y una propuesta de Agroturismo Ancestral (Isla de Pascua, Chile). Se concluye que el turismo agroalimentario es una forma innovadora de metabolismo social del alimento, que implica aspectos materiales y simbólicos, con los que agrega valor a las actividades productivas tradicionales, a través de la incorporación de actividades económicas no agropecuarias. Destaca el carácter ambivalente de la actividad turística, cuyos resultados se orientan por procesos sociales y económicos de los ámbitos en que este fenómeno se reproduce.
Descripción:
El medio rural latinoamericano ha experimentado los efectos de las crisis económicas globales, la reducción internacional de los precios agrícolas y la vulnerabilidad de la agricultura frente al cambio climático. El futuro del campo depende de la sujeción de las nuevas generaciones al terruño, la innovación territorial, el desarrollo de capacidades y la integración de los productos locales en cadenas de valor (FAO, 2014).