Resumen:
La arquitectura novohispana, particularmente los conventos femeninos, durante los siglos XVII y XVIII, contribuyeron a la estructuración de las ciudades coloniales y devinieron en una parte significativa de sus centros históricos, mientras los masculinos del siglo XVI, no configuran, sino que dan simbolismos al espacio abierto y rural donde se ubicaron; si bien, más adelante integraron partes de dichos centros, hoy mutilados. Un acercamiento a mirar el fenómeno urbano arquitectónico con menor enfoque masculino es comprender que el espacio forma parte de la experiencia cotidiana y encierra contenidos poderosos para la interpretación social y cultural. El espacio de las mujeres queda postergado al privado, para que los hombres puedan en el espacio público y ciudadano realizarse. En esta colaboración se pretende dar mayor visibilidad al aporte de la cotidianidad femenina en la arquitectura conventual y la complejidad de programas y requerimientos espaciales que impactaron a las áreas urbanas aledañas, con el fin de evidenciar, a partir de la arquitectura, las desigualdades sociales dentro de las cuales la inequidad de género es una muy palpable, especialmente cuando se arraiga en países sexistas. Se analizan algunos discursos y concepciones de género que han ignorado o invisibilizado a la mujer y por tal razón han omitido la relevancia del espacio habitable y urbano de los conventos femeninos.
Descripción:
El estudio de la cultura material, específicamente la arquitectura conventual, es un buen medio para evidenciar algunas de las valoraciones de género que han persistido a lo largo del tiempo, principalmente en países de tradición patriarcal como México. En este sentido, es importante mencionar que son escasos los estudios arquitectónicos y urbanistas realizados con una perspectiva de género. Una de las pocas profesionales que han abordado esta temática es Mónica Cevedio