Resumen:
La enfermedad de Chagas es una zoonosis provocada por el parásito hemoflagelado Trypanosoma cruzi
(T. cruzi). La tripanosomiasis americana, afecta a 150 especies de 24 familias de mamíferos, el reservorio
natural está conformado por fauna silvestre como armadillos, marsupiales, roedores, murciélagos,
primates silvestres, además de animales domésticos como perro, gato, incluso ratas y cobayos (Carrada-
Bravo, 2004; Rosas et al., 2007). La principal forma de transmisión en América Latina es a través de las
heces de los vectores triatominos, comúnmente conocidos como chinches besuconas. La enfermedad se
encuentra distribuida de manera endémica en 21 países de Latinoamérica y se estima que en la actualidad
se encuentran infectadas de 6-7 millones de personas, y que 25 millones más se encuentran en riesgo de
adquirir la infección en el mundo (OMS, 2016). A pesar que el vector está confinado a los países
endémicos de América la enfermedad se ha reportado en regiones no endémicas del mundo, como Estados
Unidos de América, Canadá, y algunos países europeos y del pacífico occidental. Esto obedece a que la
infección también se puede adquirir mediante transfusión de sangre, transmisión congénita, transplante de
órganos, leche materna y accidentes de laboratorio, no siendo necesaria la presencia del vector en países
no endémicos (OPS-OMS 2012, OMS, 2016).
El desarrollo clínico de la enfermedad de Chagas en humanos ha sido descrito, en medicina veterinaria la
fase aguda se encuentra insuficientemente descrita, porque normalmente la enfermedad se detecta cuando
el paciente ha pasado la etapa aguda de la enfermedad y ya se encuentra en la etapa crónica. Clínicamente
a la enfermedad de Chagas se le reconocen dos etapas. La fase aguda; que en más del 50% de los
pacientes la infección pasa desapercibida, con síntomas leves y no específicos y en los pacientes restantes
puede haber una lesión cutánea (Chagoma) o una hinchazón amoratada de un párpado (signo de Romaña).
En esta etapa también se presenta parasitemia, que cuando se identifica es un diagnóstico confirmatorio
de la infección. No se han descrito ampliamente los signos cardíacos en esta esta etapa de la enfermedad.
En la etapa crónica de la enfermedad puede existir una parasitemia difícil de detectar, mientras que los
parásitos permanecen en el tejido muscular cardiaco, esquelético y liso. De estos pacientes
aproximadamente el 30% desarrollarán trastornos cardíacos y 10% alteraciones digestivas, neurológicas o
mixtas. Con el tiempo la infección puede causar arritmias cardíacas o insuficiencia cardíaca congestiva
(OPS 2012).
La introducción de métodos de imageneología cardiovascular ha mejorado sustancialmente la sensibilidad
y la especificidad diagnóstica de las alteraciones estructurales y funcionales de las afecciones cardíacas en
pacientes chagásicos. Se han investigado varios métodos de imageneología en pacientes chagásicos con la
intención de estudiar su utilidad en el diagnóstico y en el seguimiento, como predictores de
morbimortalidad y en resultados de terapéuticos (Acquatella et al., 2013). Pero no se han estudiado
detenidamente los cambios fisiopatológicos que ocurren en el corazón durante la fase temprana de la
infección porque normalmente cuando ésta se descubre ya han transcurrido algunos días o semanas de
que se produjo la infección. El modelo canino es considerado ideal para el estudio de la enfermedad de
Chagas en humanos, dado que estas especies desarrollan síntomas y cambios patológicos de la
enfermedad similares (Ramírez 2006, Guedes et al.,2009). De ahí que en este trabajo estudiamos la
evolución de los cambios cardiovasculares que ocurren a partir del primer día de la infección y hasta por
un año, a través de electrocardiografía y ecocardiografía en perros, con el objetivo de que los resultados
de estos estudios puedan ser utilizados en futuros estudios de la infección por T. cruzi en humanos.