Resumen:
El fosfito de potasio es empleado como supresor de enfermedades, pero es posible utilizarlo en hortalizas como fuente de fósforo y potasio. El tomate producido en México tiene calidad de exportación y a nivel nacional el consumo per cápita es de 12.5 kg. La investigación tuvo como objetivo, evaluar el rendimiento de dos cultivares de tomate en función de cinco dosis de fosfito de potasio (0, 1.2, 1.5, 1.8 y 2.1 L ha-1) suministradas de manera foliar en las etapas de plántula, estado vegetativo e inicio de floración, bajo condiciones de invernadero. El diseño experimental fue en bloques completos al azar con cuatro repeticiones con arreglo factorial, siendo las dosis de fosfito de potasio (prorrateadas en cada etapa fenológica) y los cultivares ‘Paipai’ y ‘Cid’ los factores de estudio. Se efectuó el análisis de varianza y cuando los valores de F resultaron significativos se ejecutó la prueba de Tukey (p < 0.05). El cultivar ‘Cid’ tuvo el mejor rendimiento de fruto debido al mayor número de hojas, índice de área foliar, tasa de asimilación neta y número de racimos por planta. Respecto a las dosis, cuando se adicionó 1.2 L ha-1 se optimizó la producción de fruto. La interacción cultivar × dosis reveló que la mayor cantidad de fruto la logró ‘Cid’ (3.18 kg planta-1) cuando se añadieron 1.2 L ha-1 de producto, mientras qué, ‘Paipai’ con 1.5 L ha-1 produjo 2.74 kg planta-1. Se concluyó que provisionando al follaje fosfito de potasio se acrecentó el rendimiento de baya.