Resumen:
El trabajo que aquí se presenta implicó pensar la experiencia desde la propia experiencia. Como lo afirman Contreras y Pérez de Lara (2010) –aludiendo al pensamiento de Hannah Arendt- no es posible pensar sin experiencia personal, puesto que es ella la que pone en marcha el proceso de pensamiento: pensamos porque algo nos ocurre, como producto de las cosas que nos pasan, a partir de lo que vivimos, como consecuencia del mundo que nos rodea y que experimentamos como propio, es decir, afectados por las cosas que nos ocurren. El conocimiento necesita, entonces, recalar en el sentido de la experiencia.